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El miedo, hoy, mi vitamina. ALÍCIA PÉREZ

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21 de octubre, 23:30h y yo aquí sentada en el sofá de mi casa, mordiéndome las uñas para no comerme la nevera entera, pues hoy he tenido doble sesión de entrenamiento, en total 32km + 7 horas de trabajo en la oficina.
Actualmente estoy en plena fase de carga dentro de la preparación específica para el esperado (a la vez temido) 6 de diciembre; MARATÓN DE VALENCIA 2020.
Llevo varias semanas de muchos kilómetros; lo cierto es que ya he perdido la cuenta, solo recuerdo que el pasado 11 de mayo conseguí un permiso para salir de Zaragoza y poder marcharme a mi pueblo, Albalate del Arzobispo (Teruel) a teletrabajar y entrenar tranquila, evitando las dificultades, nerviosismo y tensión que se sentían en la ciudad por aquellos momentos de tanta incertidumbre.
✓ Puedo asegurar que, desde ese lunes 11 de mayo, estoy entrenando concentrada en este próximo 6 de diciembre.
Semana tras semana (junto con mi entrenador) hemos ido aumentando la carga y volumen de entrenamiento, con esto, también la intensidad (días de calidad, como días de transición).
Pero no olvido un momento muy “chocante” para mí; el último día del mes de julio, cuando me di cuenta que efectivamente, el confinamiento me había beneficiado a nivel deportivo; esto es:
à el descanso que el cuerpo me pedía y yo nunca tenía tiempo para darle ß
porque los deportistas somos muy ambiciosos y siempre queremos más, buscamos nuevos retos, nuevas metas… y afortunada o desgraciadamente a mí solo me pararía los pies una lesión
Volviendo al último día de julio… saco el sumatorio de entrenos… y para mi sorpresa ¡¡643km!! Es aquí donde me siento a valorar la carga que llevo encima y lo bien que mi cuerpo ha asimilad… ¡¡QUÉ GANAS QUE TENGO DE SEGUIR!!
(es lo siguiente que pensé)
Agosto, más de lo mismo; calor, dobles sesiones y teletrabajo en Albalate. La verdad es que el pueblo me ha dado mucha tranquilidad, mis padres me han permitido desconectar y descansar mucho más que en Zaragoza (las comidas de la madre son fundamentales jeje), el calor se sufre, pero también te hace fuerte; así como siempre digo que el cierzo de Zaragoza es lo que nos curte el alma a los corredores, porque no solo se corre con unas buenas piernas, sino con un buen corazón y una buena cabeza.
En el mes de septiembre fui una de las afortunadas que pudo ponerse un dorsal y la verdad es que esto me vino fenomenal para ganar confianza, ganas y seguir motivada y alerta con el objetivo principal (pues yo sabía que iba a ser la primera y última competición antes del maratón, así que tenía que salir bien para poder aprovechar este “empuje”).
¡Hoy! 21 de octubre… me quedan 6 semanas, llevo 3 con un volumen de 160-170km y “me temo” que me quedan, al menos otras 2-3. Ahora estoy en un punto que prefiero descontar que seguir contando (igual que en el maratón, que cuento hasta el km 30, pero a partir de este km paso a descontar; y esto no es más que otra técnica que uso en los entrenamientos como decía antes; ¡QUÉ IMPORTANTE ES LA CABEZA EN ESTA DISCIPLINA DEPORTIVA”).
Pero aparte de todo esto anterior, también tengo que decir que conforme pasan los días, mi estado de forma mejora a la par que aumentan mis miedos:
• Miedo a que todo el esfuerzo no pueda ser reflejado el día “D”.
• Miedo a que la semana se antes pueda dar + (aún sin sintomatología, no podría competir)
• Miedo a que nos confinen de nuevo y no se pueda celebrar la prueba.
Los que estéis leyendo esto y hayáis preparado alguna vez un maratón, sabréis qué siento, seguramente os estaréis poniendo en mi lugar e incluso os esté generando ese gusanillo en las tripillas.
¿Acaso a ti no te daría miedo tener una sola oportunidad para “sacar “el trabajo específico de 7 meses a sabiendas de la situación en la que estamos?
Entrenos con 40 grados, con 60km por hora de cierzo, con frío, con lluvia… sesiones dobles, acumulados de 170km semanales, condenar comidas y cenas con amigas, salidas, viajes… condenar tu vida social fuera del ámbito deportivo para jugártelo todo a una carta, pero…
¿Y si esa carta se la lleva la pandemia?

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